Es un momento que se ha gestado durante décadas. El telescopio espacial James Webb, el principal observatorio espacial de la NASA de la próxima década, fue lanzado con éxito.
El telescopio despegó sobre un cohete Ariane 5 desde el puerto espacial de Europa en la Guayana Francesa a las 7:20 a.m. (hora de Miami). El telescopio Webb ha soportado años de retrasos, incluida una combinación de factores provocados por la pandemia y desafíos técnicos. Pero el observatorio espacial más poderoso y complejo del mundo responderá preguntas sobre nuestro sistema solar, estudiará exoplanetas de nuevas formas y profundizará en el universo de lo que jamás hemos podido.
El Webb observará las atmósferas de los exoplanetas, algunos de los cuales son potencialmente habitables, y podría descubrir pistas en la búsqueda en curso de vida fuera de la Tierra. El telescopio viene equipado con un espejo que puede extenderse 6,5 metros, una longitud enorme que permitirá que el espejo recoja más luz de los objetos que observa una vez que el telescopio esté en el espacio. Cuanta más luz pueda captar el espejo, más detalles podrá observar el telescopio.
El espejo incluye 18 segmentos hexagonales recubiertos de oro, cada uno de 1,32 metros de diámetro. Es el telescopio más grande jamás construido por la NASA, dijo la agencia, pero su tamaño creó un problema único. El objeto era tan grande que no cabía dentro de un cohete. Por eso, el equipo de la NASA diseñó el telescopio como una serie de piezas móviles que se pueden plegar al estilo de un origami y caber dentro de un espacio de 5 metros para su lanzamiento.
El Webb actuará como un detective de infrarrojos, detectando luz que es invisible para nosotros y revelando regiones del espacio que de otro modo estarían ocultas, según la NASA.